En “Detrás del candidato”, LA GACETA busca mostrar el costado más humano de quienes aspiran a una banca en el Congreso. A través de una serie de preguntas personales, el ciclo invita a conocer sus rutinas, sus raíces y sus sueños más allá de la política.

En esta oportunidad, Raquel Grassino, candidata a diputada nacional por Política Obrera, comparte su mirada sobre la vida, el arte y la militancia. Entre recuerdos familiares, canciones de infancia y reflexiones sobre el trabajo docente, la dirigente deja entrever a la mujer detrás del discurso político.

1) Si pudiera volver a los 18 años, recién egresada del secundario y con la vida por delante, ¿qué consejo se daría?

Fue una edad bisagra en mi vida. No me daría ningún consejo, para no perder las experiencias que viví y que me trajeron hasta acá.

2) ¿Cómo definiría en pocas palabras a su ciudad natal? ¿Qué la hace especial o distinta?

Mi ciudad natal es Tucumán. La hace especial el verde, las flores, el perfume de los naranjos y el calor. Una naturaleza arrasada, esquilmada y a la vez exuberante.

3) En su familia, ¿Hubo alguien a quien le apasionaba la política y que haya influido en su vocación actual? ¿Qué conversaciones recuerda con esa persona?

Mi padre. Él reflexionaba sobre política desde su práctica laboral, era muy crítico del sistema. Teníamos largas conversaciones.

4) Antes de dedicarse a la política, ¿Usaba el transporte público? ¿Qué línea de colectivos tomaba con más frecuencia y hacia dónde?

Tomaba, y actualmente utilizo el transporte público. Soy pasajera de las líneas 6, 7 y 9 para ir de mi casa a la escuela y a la facultad y viceversa. Un desastre que empeoró con el tiempo.

5) ¿Hay alguna calle, barrio o lugar de San Miguel de Tucumán que le genere recuerdos, reflexiones o agradecimientos?

Sí. Barrio Sur porque lo recorrí muchos años de adolescente yendo a Bellas Artes y luego a la facultad de Artes de joven.

6) Cuando necesita desconectarse de la rutina, ¿qué elige hacer?

Me gusta escuchar música y ordenar-limpiar mi casa tomando unos mates, recorriendo los objetos y los recuerdos.

7) ¿Tiene una banda o una canción que no deja de escuchar sin importar el paso del tiempo? ¿Qué le provoca o qué recuerdos le trae?

La canción ‘Que culpa tiene el tomate’ y ‘A La mina No Voy’ de Quilapayun la escuchábamos de niños, en un cassette, en el auto cuando íbamos de paseo con mi padre. Esto hizo que comenzara a formular muchas preguntas. Banda Sui Generis.

8) En su entorno familiar o cercano, ¿los jóvenes suelen hacerle planteos o comentarios sobre su gestión o sobre temas que les preocupan?

Muchas veces los estudiantes me comentan sus problemas en la escuela, sus quejas, sus necesidades. A otros, les da curiosidad saber por qué milito en un partido socialista y de qué se trata.

9) Si pudiera tomar un café con alguien que no pertenezca a su espacio político, ¿con quién sería?

Tengo muchos amigos que no pertenecen a mi espacio político e intercambiamos miradas permanentemente. Me gusta conversar para que dejen de lado el escepticismo respecto a la posibilidad de transformar la realidad.

10) ¿Cómo se imagina dentro de 10 años? ¿Qué proyectos personales o públicos le gustaría haber concretado para entonces?

Me imagino profundizando mis estudios y mi práctica sobre arte y sobre política. Un proyecto personal que anhelo es poder jubilarme y tener tiempo libre para ver a mi hija adulta, a mis sobrinos, disponer de tiempo para dibujar, hacer cerámica, pintar, leer. Además, me gustaría haber concretado la construcción y el desarrollo de un partido y un gobierno de trabajadores.